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Claves para Fortalecer tu Relación de Pareja y Prevenir Separaciones

No todas las conductas dentro de una relación de pareja tienen el mismo valor para permitirnos pronosticar sobre su futuro. Existen 4 conductas que por su valor predictivo hacia la separación se han llamado “Los 4 Jinetes del Apocalipsis”, éstas son: Criticismo, Defensividad, Desprecio e Indiferencia



1. El Criticismo En las discusiones de pareja, generalmente la mujer se queja o critica y el hombre se defiende o calla. Las parejas están formadas por personas diferentes con diferentes visiones, modelos de mundo y personalidades, por lo que las diferencias son lo habitual en las relaciones de pareja.


Cuando no se está de acuerdo aparece la queja. Se entiende por queja cuando el reparo está dirigido a la conducta del otro. Si este reparo es a la esencia del otro, o sea es atribucional, se llama crítica. El criticismo es una conducta en que se descalifica o desvaloriza atribucionalmente al otro.


El criticismo discrimina para separación o divorcio y se manifiesta clínicamente de distintos modos:

  • A través de descalificaciones atribucionales directas (“Tú no sirves para nada”, “Eres una persona egoísta”)

  • Uso del “nunca” y “siempre” (“Tú nunca estás conmigo”, “Siempre te preocupas sólo de ti”)

  • Las preguntas por el porqué, que en realidad son descalificaciones disfrazadas (“¿Por qué eres una persona tan desagradable?” “¿Dime por qué sólo te preocupas por ti?”)

  • Y la descalificación global de la personalidad del cónyuge, que si bien cada una podría ser considerada aisladamente como una queja, lo masivo de ella es un rechazo a todos los rasgos del otro.


2. La Defensividad Es una actitud de defensa de sí mismo ante lo que es percibido como un ataque. Es más frecuente en los hombres. En vez de acoger la queja, entenderla en su origen conductual y emocional, el esposo se defiende, da argumentos, niega situaciones, adopta una actitud de víctima y culpa al otro. Es no admitir nunca estar equivocado, contraatacar, eludir la responsabilidad en la construcción del conflicto y en algún sentido desconfirmar las percepciones del otro, invalidándolo en sus ideas y planteamientos.


3. El Desprecio El desprecio es una actitud verbal o no verbal que expresa poca valoración del otro. Abarca desde el abierto desprecio directo y verbal hasta las muecas, el remedo y las correcciones gramaticales en el discurso del otro, por ejemplo, en la mitad de una discusión uno de los cónyuges puede decir: “No se dice «hubieron» se dice hubo, ¡¡por lo menos dilo bien!!”. En público, este desprecio toma carácter de humillación.


La presencia de desprecio es un importante predictor de separación y se ve sólo en parejas disfuncionales. Hay relación entre desprecio y enfermedades físicas. Así existe una relación entre la presencia de muecas del esposo y la aparición de enfermedades infecciosas en la esposa. Cuando los esposos presentan signos de soledad, la presencia de desprecio en la esposa predice enfermedades físicas en el esposo (Gottman 1999).


4. Indiferencia En una discusión, como ya dijimos, es frecuente que sea la esposa quien critique. Ante esto, el hombre puede participar en la discusión en diferentes formas, ya sea contestando verbalmente, asentir a través de sonidos (mm, mm…), movimientos de cabeza, inquietud corporal, es decir con diversas formas expresa que “está allí y en la pelea”.


Si el hombre en algún momento se pone inmutable, indiferente, mira hacia lo lejos y utiliza frases cortas desprovistas de un tono emocional coherente con la discusión, se constituye un estado de indiferencia, de “huida” de la discusión (probablemente para bajar el nivel de tensión emocional). No obstante, esta actitud enfurece a la esposa y más lo critica y así sucesivamente.


El 85% de estas actitudes ocurre en los hombres y cuando ocurre en las mujeres el pronóstico es muy malo, ya que ellas son quienes generalmente tienden a expresarse más y a intentar resolver explícitamente los problemas mediante conversaciones.


De las últimas cuatro variables mencionadas el desprecio es el mejor predictor de divorcio, de hecho las parejas felices y estables no lo presentan. El criticismo, defensividad e indiferencia pueden observarse también en parejas estables, pero en éstas prima la reparación, con afecto, humor e interés.


Aceptación de los Intentos de Reparación

¿Qué hace que algunas parejas a pesar de tener interacciones tan dañinas como las descritas, puedan tener una evolución feliz y estable? Parece ser que estas parejas desarrollan mecanismos que permiten desescalar las discusiones, como si se produjera un aprendizaje conjunto en la utilización del humor, cuidados y afecto para parar la escalada de negatividad.


Casi cualquier cosa puede ser un intento de reparación, lo importante es que en los códigos de la pareja estas actitudes signifiquen una desescalación del conflicto y una suavización de los afectos, algo que finalmente significa un interés por el cuidado del otro y de la relación. Lo importante es no sólo el intento de reparación sino su aceptación, dejando el orgullo y la rabia de lado para valorizar lo positivo de la relación y darse una nueva oportunidad para resolver la situación de un modo distinto.



Aceptación de la Influencia de la Esposa

Otra variable que tiene valor pronóstico es la aceptación por parte del esposo de la influencia de la esposa en él. En términos prácticos esto significa que en una discusión el esposo legitima el punto de vista de la esposa, hay una validación de la opinión más que una desconfirmación de ella.


La presencia de los 4 Jinetes predice la separación con un 85% de seguridad si es que no existen intentos por reparar la situación conflictiva. Así, en un estudio de 130 parejas recién casadas (Gottman y cols.1999) se observó que aunque existieran 4 Jinetes en un nivel medio, el 83% de esas parejas tuvo buen pronóstico, siempre que existieran intentos de reparación efectivos. No obstante, cuando existen los 4 jinetes y no hay intentos por reparar, la predicción de separación sube al 97.5% (Gottman, 1999).


De las discusiones de las parejas un 69% están relacionadas con problemas permanentes que no tienen solución, ya que están profundamente arraigados en diferencias caracterológicas y de identidad del sí mismo. Solo el 31% de las discusiones de pareja se refieren a problemas específicos solucionables. En este sentido, las parejas que tienen buen pronóstico no resuelven la mayoría de los problemas perpetuos, pero su buen pronóstico está determinado por su capacidad para discriminar entre problemas solucionables y no solucionables y el poder dialogar sobre los problemas permanentes con afecto y en clima positivo para así dedicarse a solucionar lo solucionable (Gottman 1999) y en cuanto a lo no solucionable llegar a acuerdos que dejen conformes en cierto grado a ambos miembros de la pareja, donde el respeto prime por sobre las emociones negativas.



Elementos de una Relación Feliz y Estable

Así, las investigaciones de Gottman (1999), concluyen que son tres las categorías de elementos de una relación feliz y estable:

  • Clima emocional positivo, con afecto, admiración y confianza.

  • Distinguir lo que tiene de lo que no tiene solución, resolver lo que la tiene y saber conversar y negociar lo que no.

  • Construir espacios de intimidad y significados compartidos. Apoyar e incentivar los anhelos y expectativas del otro.


Fuente: “Algunas consideraciones para una Terapia de Pareja basada en la evidencia” del Dr. Luis Tapia.

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