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¿Cómo revitalizar el deseo sexual en la pareja?


El ser humano tiene una capacidad impresionante de adaptarse a las distintas situaciones (positivas o difíciles) y una vez que nos hemos acostumbrado a algo con el tiempo, deja de ser una figura destacada en nuestra vida y pasa a mezclarse con el fondo del paisaje. Esto se acentúa aún más cuando la humildad y la gratitud no están dentro de nuestras características centrales, y más bien estamos orientados al logro de nuevos desafíos…


Tal Ben Shahar, especialista en felicidad de la Universidad de Stanford refería “lo que no se aprecia, se desprecia”. ¿Qué tiene que ver esto con el deseo sexual? Muchísimo. Para poder mantener el deseo activo necesitas admirar / apreciar / valorar y agradecer la oportunidad de acceder al cuerpo del otro y generar una experiencia sensorial positiva compartida. Si bien la fisiología del amor nos ha referido que la química sexual sería intensa en los primeros meses y duraría hasta cerca de los 3 años (decayendo cada vez más con el tiempo), es posible revivir y mantener el deseo sexual durante toda la vida si tomamos ciertas acciones que nos ayuden a activarlo:


- Admiración: no solo se trata de sentirnos atraídos hacia la imagen y el cuerpo del otro, una atracción y deseo más fuerte surge cuando existe una admiración y respeto hacia la persona del otro. Cuando lo vemos y escuchamos que siente pasión por lo que hace (estudios, trabajo, voluntariado, actividad física o cualquier interés que emprenda y persevere), cuando lo vemos activo en aprendizajes continuos y que me comparte (e incluso enseña), cuando lo vemos interactuar amable y efectivamente en el mundo que lo rodea (es buen hijo / hermano / amigo / ciudadano), cuando vemos que aporta a la sociedad de algún modo (lo percibimos como “buena persona”), cuando apreciamos sus habilidades como pareja / madre o padre. Cuando lo observamos con perspectiva y sonreímos al ver a quien tenemos al frente, sintiendo orgullo por esa persona, es muchísimo más fácil que surja o renazca el deseo. Si a esto le sumamos el valor de expresarlo, y hacer que el otro se sienta apreciado y valorado, agregamos el factor “amistad” – “confianza” y “seguridad”, lo cual hace que la entrega abierta y sin miedos pueda surgir, logrando impactar positivamente la sexualidad.


- Sorpresa: Si tendemos a tener sexo siempre en la misma posición y en el mismo lugar, con la misma duración y secuencia de estímulos, no es difícil predecir que esto se transformará en rutina y los encuentros dejarán de ser (por lo menos para uno de los miembros de la pareja) algo que busque y desee, por lo cual se podrán ir distanciando cada vez más, generando desmotivación.

La adrenalina ayuda muchísimo a subir la excitación y el deseo, por lo que atreverse a hacer alguna locura como tener sexo en algún lugar prohibido o donde corran el riesgo de ser descubiertos, puede aumentar la complicidad entre ustedes. Probar tener sexo en lugares diferentes a la cama dentro de la misma casa, sorprender al otro en la cocina, entrar a su ducha de forma inesperada o donde la creatividad los lleve puede ser un buen estímulo, al igual que ciertos juegos (hoy en día existen muchos juegos de cartas con desafíos eróticos muy entretenidos para reír, conocerse más y explorar fantasías), lencería, disfraces, lubricantes que generan sensaciones de cosquilleo o estímulos diferentes que pueden reactivarlos en experiencias que nunca antes han vivido y pueden ser gratas para ambos. Probar juntos nuevas experiencias no solo puede ayudarlos a renacer el deseo sino también a acercarlos más emocionalmente.

Recuerden que cada vez que inviten al otro a un cambio en el modo en que hacen las cosas, debe sostenerse el respeto. Para que esto sea una experiencia agradable y positiva para ambos, deben estar de acuerdo y nunca forzar o hacer sentir incómodo al otro.


- Privacidad y erotismo: La idea es que la desnudez sea un regalo que se entrega al otro para encontrarse y disfrutar la sensualidad y sexualidad, pues si exponemos a diario el cuerpo desnudo con todas sus funciones frente al otro, es más fácil que sea algo a lo cual nos acostumbremos y deje de ser visible y atrayente. Bajo este concepto, puede ayudar el evitar algunas conductas frente al otro como: cambiarse ropa / pijama; usar el baño con puerta abierta; cortarse uñas, ponerse “máscaras verdes” en la cara o depilarse; pedarse o eructar frente al otro (voluntariamente al menos, aunque algunos lo encuentren gracioso); entre otras cosas que no para todos son tan evidentes. El sugerir y provocar puede ser mucho más seductor que el desnudarse de una vez de forma explícita como todos los días para cambiarse ropa...


- Distancia: Estar pegado al otro todo el tiempo puede llegar a hostigar y disminuir el deseo. Necesitamos cierta distancia para poder apreciar, como cuando uno se mira al espejo cuando te pruebas ropa o cuando miras un cuadro, ver al otro con perspectiva nos hace apreciarlo, por eso echarse de menos un poco (cada cierto tiempo) y tener actividades individuales que los motiven, además de las que hacen como pareja, genera un mayor deseo, atracción y un aumento en cuánto valoramos el hecho de que el otro esté cerca…


- Estados de congelamiento y frecuencia: Es común que en la pareja uno de los dos no esté satisfecho con la regularidad con que mantienen relaciones sexuales, y que mientras más tiempo pasen sin tener acercamientos se van produciendo “estados de congelamiento” donde cuesta más volver a desinhibirse frente al otro y recuperar la intimidad que tenían. Así, es fácil caer en meses y meses sin encuentros, donde incluso se cuestionan si la relación está mal de fondo, surgen excusas del estrés, cansancio, los niños, la falta de tiempo, desmotivación, temor y más excusas que van alejándolos aún más. Muchas personas dicen “cuando nos encontramos, disfruto, el punto es comenzar, es reiniciar la vida sexual”, pero también es cierto que aunque cueste reiniciar, una mayor regularidad ayuda a que se generen hormonas que facilitan el aumento del deseo y la atracción. Si a eso le agregamos el juego, más tiempo de calidad compartido y cercanía, la regularidad sexual fluye sin ser forzada o desde un “tengo que”, sino desde el deseo real de estar con el otro.


- Comunicación y tiempo: ¿Cómo podría mantenerse activo el deseo sexual si viven juntos, pero cada uno está centrado en sus temas individuales o quehaceres? Si no se miran, conectan y dedican tiempo de calidad para estar como pareja, es difícil que puedan fluir sexualmente, por eso es fundamental establecer al menos un día a la semana para tener una “cita”, sin niños ni preocupaciones, solo para reír, disfrutar, confiar sus sentimientos y cultivar momentos positivos con el otro, para tener una base desde la cual el deseo pueda surgir más fácilmente. Darse también espacios para conversar sobre su vida sexual con confianza y sin tabús ayuda bastante. Saber qué te gustaría en esta etapa, si fantaseas con algo, si hay algo que cambiarías o mejorarías (cambios graduales, amables y realistas), si hay algo que te da curiosidad probar o tienes dudas sobre qué prefiere o desearía el otro, son temas que además de necesarios para hablar, aportan a la cercanía y la intimidad que puedan construir.


Hay muchos caminos, lo clave es tomar este punto en cuenta y no dejarlo estar sin prestarle atención. La única diferencia entre ser amigos y ser pareja es el deseo sexual. No existe edad ni tiempo de relación que pueda coartar la posibilidad de que vuelva a renacer y reactivarse este deseo, depende de ustedes mantener el fuego encendido, así que por qué no conversarlo en pareja y ver cómo podemos fortalecerlo?

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