top of page

Estar Presentes

“Estamos juntos, pero es como si realmente no estuviera conmigo… me siento bastante sola en verdad. Llega cansado, le saco apenas un par de palabras sobre cómo estuvo su día, come mirando la televisión, se encierra en el baño una hora y sé que está trabajando enviando mails y luego le hablo, pero está pegado al celular todo el tiempo… Si me enojo, me reclama que sí me está escuchando y que puede hacer más cosas al mismo tiempo. Lo mismo pasa cuando vemos alguna película, de repente lo veo reirse en escenas poco chistosas y está viendo un chiste que le mandó un amigo en el celular…”


“Llego a casa y ya ni siquiera hay un saludo, sino un hola a lo lejos mientras está pendiente de los niños. Cuando quiero acercarme más íntimamente me dice está cansada y que no joda, si le digo salgamos o hagamos algo me dice que le da pena dejar a los niños solos y que los echa de menos. Si le hablo algo que me pasa, me mira y luego en vez de responderme sobre lo mismo, me habla de otro tema, generalmente cosas que hay que comprar o arreglar en casa, algo para agregar a mi lista de “Tienes que…”, o sino es una queja de algo que no he hecho bien con los niños o con ella… Desde que es mamá la perdí como mujer y yo creo que ella también se perdió en el camino”.


Extractos comunes en el espacio de consulta, soledades cotidianas y que nos muestran la necesidad profunda que tenemos los seres humanos de sentirnos conectados cercana y afectivamente, sobretodo a nuestras parejas, elegidas como tales para acompañarnos de la mano idealmente hasta el último de nuestros días… Algo pasa en el camino, entre el cansancio, los hábitos de dependencia hacia pantallas, los hijos, los múltiples roles a cumplir, la presión por el deber ser y tanto más, que nos perdemos lo realmente importante. John Gottman, un destacado especialista en parejas, en su “laboratorio del amor” en Seattle descubrió algo que me hizo mucho sentido al leer… “las parejas exitosas, las que se declaran felices y satisfechas con su vínculo a lo largo del tiempo, son las que más se hacen BIP durante el día”. ¿Qué es un “BIP”? Un BIP es cuando yo respondo a tu intención de comunicarte conmigo. Cuando te digo “Hace frío…” y tu me respondes “Sí, un poquito, ¿traigo unos chalecos?”, Cuando pongo una mano en tu pierna y tu respondes mirándome con una sonrisa. Es una respuesta positiva ante tu acercamiento. Es dejar el celular al lado y boca abajo cuando comienzas a contarme tu día, tomar tu mano y mirarte a los ojos, mientras te hago preguntas y te demuestro que me interesa saber cómo estás, cómo te sientes, qué descubres de ti misma/o y del mundo cada vez que sales a él y nos separamos un par de horas. Es darle importancia a tu intención de hacerme parte de tu mundo. Es ser testigo activo, compañero o compañera de la vida que decidimos vivir y construir juntos. Es escucharte con una sonrisa cómplice deleitándome de tu entusiasmo por recordar una y otra vez la misma historia que ya he escuchado antes, pero que vibras al narrarla como si estuvieses viviéndola por primera vez. La vida es muy corta para perder oportunidades para amar, escuchar y disfrutar de quienes nos rodean. Celebrar las historias del otro, demostrarle interés real, escuchar, hacer preguntas, expresar afecto y estar para aquellos momentos que son importantes para el otro, aunque para uno no lo sean necesariamente. Muchas veces veo parejas que dicen “pero si yo estoy mucho tiempo con él”, y él refiere “sí, pero no es tiempo de calidad, yo no siento que esté conmigo realmente, siempre está pendiente de otra cosa que hay que hacer…”.


Es importante conversar en pareja y preguntarse si realmente se sienten cerca, si sienten están compartiendo todo lo que desearían, si se han sentido solos en algún momento o cómo podrían hacer algunos cambios juntos para sentirse más conectados. La disposición a revisar, a chequear y abrirse a cambios positivos es un primer paso. Establecer espacios de pareja fijos en la semana puede ser de mucha ayuda para partir, por ejemplo: “los viernes en la noche son de nosotros”, y eso significa sin niños, sin amigos ni familia ni nadie, sin panoramas de supermercado o quehaceres, sino actividades que disfruten y los unan, es una “CITA”. Si por cualquier motivo un viernes no pueden, se cambia para el jueves o sábado, pero no se suspende la cita semanal, pues es un hábito, es un encuentro valioso que puede transformarse en ese rinconcito, en ese refugio de a dos, donde puedan mirarse y dejar fuera el cansancio, las prisas y los quehaceres, donde puedan encontrarse, renovarse y cultivar el amor, donde puedan estar presentes con todo lo que son y desean llegar a ser, y desde ese lugar rico y calentito, lleno de emoción positiva puede expandirse más fácil a toda la semana esa complicidad lograda. Luego de esas citas, les aseguro que los BIPs surgirán solos… ;)











Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page